Asuetos.-
Ya no tengo quien me envidie
ni reclame a dios mi muerte,
si todo acaba y coincide
y al final nada lo impide
¡qué buena suerte, es mi suerte!
Ni el viento ya me consulta,
ni el verano me hace viejo,
ni un culebrón se me apunta
a maldecir mi existencia,
¿será que me sienten lejos?
No quedan más que recuerdos,
y alguna, otra fea herida,
más, la lengua no me muerdo
y apresuro a denunciar
aquellas malas partidas.
El tiempo lo borra todo,
todo lo efímero y vano:
más, no olvidaré el infierno
que sobre mí lacró su huella,
en aras de algún villano.
Si es que el alma nunca muere
esta mía ha de vagar,
entre las que más urgieren
por la ofensa innecesaria
que honesto es, reivindicar.
Severa y acusatoria
rondará sin escopeta,
y solo por disuasoria
mi sufrida alma poeta
versará sus negras glosas
sobre las criptas mafiosas
donde todo satanás
irá bajo aquellas losas,
y ofendida y silenciosa
no los ha de perdonar.
Fernando
naranjo duran
15-1-2017
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