Soy de un país ribereño
y bendigo yo mi suerte;
soy andaluz y extremeño
y enamorarte es mi empeño,
no me pongas en un brete.
Por ser tú cual primavera
de exuberantes colores
quiero saberte a mi vera
y susurrarte unos versos
de los que trenzan rubores:
antes que llegue la noche,
cuando se acobarda el sol,
para despedir al astro
semi desnudas las almas
y el cuerpo pidiendo amor.
Ese amor que te da el hombre
y como mujer, precisas;
el que a ti te hace olvidar
en el día en que tú vives,
y acaban toas’ tus prisas.
Amor, ! Metáfora escueta
y de corto recorrido!
¿Lo dijeron los profetas?
Más, algún ido poeta
continúa enfebrecido.
Ante el rigor del verano
y cigarras insolentes,
junto a moscas injuriosas
alcahuetas del embargo
de nuestro furtivo ambiente.
Fernando naranjo duran
1-5-2018
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