Aunque
lejos de sus verdes
y sus
ocres más hermosos,
la
sangre en mis venas hierve
y si vuelvo
la cabeza
me
provoca algún sollozo.
La
sierra es mujer y madre,
hembras
de mi amor constante
¿Cómo
puedo yo saber
si al
tratar de allí volver
reconocerme
al instante?
No es
fácil llegar de anciano
y ser
de pronto admitido.
Áspero
suelo serrano
quizás
no recuerde al tiempo
a los
hijos que ha tenido..
fernando
naranjo duran
1-6-2017
No hay comentarios:
Publicar un comentario